domingo, 28 de junio de 2009


Trabajo Práctico N° 2.

Realizado por: Kamlofski Jesica.
Carrera: Prof. de Artes visuales (especialidad: Pintura)
Curso: 3° año
Materia: Técnicas visuales contemporáneas.
Consigna: Caja que incluya el río más su paisaje, los cinco sentidos y base teórica de Juan L. Ortiz y John Berger. ( y que todo suceda de noche).

Dossier del segundo trabajo práctico.

Descripción de la actividad y del objeto estético desde el primer día: ideas, alternativas y elección final.

La consigna se presento en la clase del día 28 de mayo del corriente año, de una manera diferente y particular, sin ser estricta ni cerrada, todo lo contrario, coincidimos todos los alumnos en la amplitud y las posibilidades que nos brindo la misma.
La resolución del trabajo fue muy abierta, la cual exigía mucha imaginación por parte del alumnado, por el hecho de contar desde el primer día con muchísimas posibilidades y un bagaje de ideas donde se hacia difícil escoger un camino.
En mi caso particular, desde el momento en que escuche la consigna, comenzaron a pasar por mi cabeza miles de ideas, desde la más simple, hasta las más extrañas que me terminaban resultando imposibles de realizar en tiempo y forma.
A continuación describiré algunas de las ideas mencionadas:
Lo primero que se me ocurrió fue: utilizando como soporte una caja mediana, que incluya en su interior fotografías y otros elementos como arena, piedras, camalotes, etc. y una bolsa marrón que se despliegue al abrir la caja, simbolizando el agua de río que se desparrama sobre la mesa, la cual cuente además con alguna comida, no definida, para el gusto y un sistema similar al de las tarjetas musicales para emitir sonido el cual se accionaria al abrir la tapa de arriba, incluir también, algún tipo de sahumerio para el olfato, entre otros elementos que le sumen detalles a la presentación de la caja, luego seguí pensando y me pareció demasiado, muy cargado y muy referencial.
Entonces fui armando otro proyecto en mi cabeza y escribiendo las ideas en el cuadernillo de la cátedra, el cual consistía en armar dentro de la caja una maqueta que represente el edificio flotante que es característico de mi pueblo (Hernandarias) que esta ubicado a pocos metros de la playa, flotando en el agua, al cual se puede acceder por una pasarela colgante, las ideas que de ahí surgían eran que cada puerta del edificio se abra y detrás de cada una de ellas un elemento diferente que represente cada uno de los cinco sentidos, Ej: utilizando igual mecanismo que en la idea anterior, que al abrir una puerta se accione el sonido, en otra una pequeña botellita con alguna esencia, en otra arena para el tacto, etc. Lo bueno de esta idea era que le daba más participación al espectador.
Una de las ideas que mas me entusiasmo fue una surgida el segundo día de clases después de presentado el trabajo, gracias al comentario de una compañera que dijo que año anterior había leído a Juan L Ortiz y al leer nuevamente el poema este año le significo algo totalmente diferente, y la profesora pregunto por que pudo haber sucedido eso y ella respondió que había adquirido una visión diferente que le genero el ir sabiendo y aprendiendo cada día un poco mas, el ir creciendo en la carrera, en fin, lo que yo rescate fue el hecho de no quedarse con una primera idea de las cosas, si no que es necesario indagar, introducirse en el tema para apreciar realmente lo que uno tiene ante sus ojos y de ahí se me ocurrió el concepto de mirar dos veces, lo que me parecía, se podía representar en una caja que se habría en la cual solo se veía un papel madera expandido que representaba una barranca (muy simple) luego este papel se rompía y debajo de esa barranca aparecían los demás elementos que representaban los sentidos, similares a los anteriores nombrados.
Luego de pensar mucho, fue una idea a la cual le encontré varios aspectos negativos, entonces decidí tomarla con pinzas.
Partiendo de mis ideas y de las que escuchaba en clase de mis compañeros surgían otras, por el amalgamiento de estas o ideas similares con algunas modificaciones.
Ante tantas ideas a la deriva que surgieron desde el inicio, decidí remitirme a John Berger y a los poemas de Juan L. Ortiz, para orientarme mas o menos, pero me sucedió todo lo contrario, las ideas se ampliaron y surgieron mas y se me hacia cada vez mas difícil la elección de una sola.
La elección final fue muy difícil, si hubiese podido presentaba varios trabajos para quedar conforme conmigo misma pero era algo imposible.
Entonces decidí para no ser tan referencial realizar un collage (ya sea abstracto, semi-abstracto o realista) en un soporte bastante grande el cual se podía doblar y colocar dentro de una caja de fósforos o alguna un poco mas grande, pero no tanto, la cual al abrirse despliegue una parte de el collage donde iban apareciendo diferentes imágenes en cada dobles hasta abrir por completo el papel y que así aparezca la imagen final, la cual se conforma por pinturas de diferentes colores, texturas dadas con la pintura y diferentes materiales, girasoles formando parte de la composición los cuales se podían sacar y comer (para el sentido del gusto), pegadas también hojas de burro o salvia (para el olfato) y una música acorde de fondo mientras dure la presentación.
Surgieron muchas complicaciones para la realización, falta de tiempo, disconformidades en el proceso y tal vez en el resultado, inseguridades, etc. Pero finalmente se lograron los objetivos propuestos y la idea de transmitir que en lo mas simple y pequeño se pueden hallar tantos significados y lograr provocar en el otro ciertos sentimientos, no importa cuales, pero que el otro se interese, sienta curiosidad, quiera indagar, ver mas allá e imaginarse un poco mas, lo cual particularmente fue planteado como un desafío al inicio del trabajo.
El concepto fue: la simplicidad y al lado de tantas ideas rescatar que poco es mucho, que no es necesario recargar, ni llenar de adornos el trabajo para transmitir una idea ya que así solo logramos empañar los ojos del espectador-interventor (en este caso).



sábado, 13 de junio de 2009

FUI AL RÍO
La corriente decía
cosas que no entendía.
Me angustiaba casi.
Quería comprenderlo,
sentir qué decía el cielo vago y pálido en él
con sus primeras sílabas alargadas,
pero no podía.
Regresaba
—¿Era yo el que regresaba?—
en la angustia vaga
de sentirme solo entre las cosas últimas y secretas.
De pronto sentí el río en mí,
corría en mí
con sus orillas trémulas de señas,
con sus hondos reflejos apenas estrellados.
Corría el río en mí con sus ramajes.
Era yo un río en el anochecer,
y suspiraban en mí los árboles,
y el sendero y las hierbas se apagaban en mí.
Me atravesaba un río, me atravesaba un río!
...
Fui al río, y lo sentía
cerca de mí, enfrente de mí.
Las ramas tenían voces
que no llegaban hasta mí.

Juan L. Ortiz

“Juanele”, sobrenombre familiar con el que se identifica al poeta Juan Laurentino Ortiz, nació en 1896, en Puerto Ruiz, población cercana a Gualeguay. Publicó en 1912 sus primeros poemas. En 1923, comenzó a seleccionar los textos que conformarían su primera obra poética, publicada en 1933, El agua y la noche, a ésta le seguirían, entre 1937 y 1958, El alba sube..., El ángel inclinado, La rama hacia el este, El álamo y el viento, El aire conmovido, La mano infinita, La brisa perfumada, El alma y las colinas y De las raíces y del cielo. Todos son libros publicados por el autor y en tiradas de pocos ejemplares; su poesía llegará a las librerías en 1970 cuando la Biblioteca Vigil de Rosario lance los tres tomos de En el aura del sauce que incluye los diez libros anteriores y tres más inéditos: El junco y la corriente, El Gualeguay y La orilla que se abisma. Salvo los pocos viajes al exterior, uno juvenil a Marsella en un barco de carga y otro de dos meses por China y Europa Oriental, y las visitas a Buenos Aires y a Santa Fe, vivió en Entre Ríos. Sus poemas cantan y recrean la naturaleza y el paisaje de su provincia natal, muestran la infatigable variación y búsqueda de su poética. El reconocimiento que su trabajo tuvo hacia los años ’70 se vio alterado por la quema de ejemplares que realizó en la editorial el régimen militar de 1976. Su producción permaneció casi en la oscuridad hasta que la Universidad Nacional del Litoral publicó su Obra completa, enriquecida con poemas no incluidos en En el aura del sauce y con artículos, comentarios, aparecidos en diarios y revistas, y cartas. Dice Juan José Saer en “Juan”que, a partir de los años 1950, tanto él como las nuevas generaciones de poetas comenzaron a visitar al poeta en una especie de “ritual iniciático” y que esa tendencia relativiza la supuesta marginalidad en la que, a veces, se lo ha incluido ya que su poética, entonces, más bien se ubicaba en el centro de la actividad literaria de la Argentina de esos años, y que, precisamente, “por su marginalidad de esas instancias – y sólo de ésas – la obra de Juan, así como la de Girondo o la de Macedonio Fernández, se vuelve síntoma, pero también faro y emblema – nudo invicto de labor desinteresada y de una libertad de pensamiento y de escritura que pone en su lugar, es decir, en el campo de lo inesencial, con perspicacia soberana, manejos, dividendos y consignas.” Añade el novelista santafecino que “Para la poesía de Juan el paisaje es enigma y belleza, pretexto para preguntas y no para exclamaciones, fragmento del cosmos por el que la palabra avanza sutil y delicada, adivinando en cada rastro o vestigio, aun en los más diminutos, la gracia misteriosa de la materia.”

martes, 9 de junio de 2009

ESTOY APRENDIENDO...
EL COMICS SE LEE DE ABAJO PARA ARRIBA,
CUANDO APRENDA LO ARREGLO.

lunes, 8 de junio de 2009

domingo, 7 de junio de 2009